Muchas veces en nuestro deseo de probar que estamos en lo correcto nos vemos envueltos en discusiones innecesarias que terminan por incomodar a uno o varios de los involucrados en la situación. ¿Cuantas veces has discutido con tu pareja o tus padres porque sientes que definitivamente nunca van a entrar en razón? Te pasas horas y horas intentando probar tu punto de vista, planteas los mejores argumentos que han podido venir a tu mente, y sin embargo, ese caso parece no tener solución. Y así, terminas una y otra vez con ese nudo en el estómago, causado por la frustración de sentirte incomprendido/a. ¿Qué pasa si te digo que los dos tienen la razón? Déjame explicarte.
Cada persona percibe el mundo en una forma tan única y diferente, que intentar establecer una verdad absoluta resulta realmente complicado, por no decir imposible. El mundo que vemos, y el cómo lo vemos, depende enormemente de todas las cosas que hemos aprendido desde que eramos muy pequeños. De esta forma, lo que para mi es una realidad, para ti puede no existir en absoluto, o ir en contra de tu experiencia en este mundo. La "realidad" que tu, a partir de tu experiencia, has creado en tu mente, nunca va a ser exactamente igual a la de otra persona! Y si, está bien que sea así.
Imagina que estamos en una habitación que tiene sus paredes pintadas de azul, la estamos viendo desde el mismo punto y con gran claridad. Para mí, la habitación es de un azul opaco y sin mucha gracia, pero para ti, por el contrario, el azul de las paredes parece ser claro y lleno de mucha luz. Estamos viendo la misma pared, no tenemos problemas de visión, y ninguno está bien o mal, simplemente tenemos percepciones diferentes de lo que consideramos real. Este es un ejemplo muy simple en comparación con las enormes diferencias de opinión y percepción que pueden surgir entre dos personas, y sin embargo, resulta perfecto para ilustrar en tu mente el mensaje que te quiero compartir.
Toda tu vida vas a toparte con opiniones, creencias y visiones diferentes a las tuyas. No puedes controlar lo que otras personas ven, perciben o sienten, pero puedes aprender a comprender sus diferencias y aceptar que para ellos ese azul brillante que tu has visto hace un momento, puede ser opaco, y aún así, ser tan real como el que has visto tu. Todos, absolutamente todos, tenemos percepciones diferentes del sueño que llamamos realidad. Es por esto que hoy quiero invitarte a liberar esa necesidad de siempre tener la razón, a dejar de lado esas discusiones que te alejan de las personas que más amas. Desde un acto de amor y humildad acepta que su verdad es tan válida y valiosa como la tuya, que no vale la pena estar "en lo correcto" si ello implica que en el camino debes renunciar a tu tranquilidad. ¿Que importa quien tiene la razón? No escuches a tu ego, escucha a tu corazón.
Con amor,
Cata
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