Hace un par de días me encontraba revisando fotos de hace algunos años en mi celular, y como quizá te ha pasado a ti, comencé a pensar “estaba más delgada”, “me veía más linda”, ”me veía más feliz”, “era más exitosa” ... en fin, un sinnúmero de comparaciones que ya podrás imaginar. Algunos días esa voz en mi cabeza se hace mucho más difícil de tolerar y es ahí donde debo recordar que mi cuerpo y mi entorno, así como la vida misma, están en constante movimiento y los cambios son necesarios para evolucionar.
A lo largo de la vida nos adaptamos a las situaciones y circunstancias que se nos presentan, y asimismo nuestra imagen y entorno cambian, es completamente normal. La sociedad se ha encargado de vendernos un estándar de belleza y éxito que no solo es ridiculo, es totalmente insostenible para la mayoría de las personas. Han distorsionado tanto la realidad, que vivimos constantemente enfocados en todo aquello que no tenemos y dejamos de apreciar lo que tenemos. Es esta búsqueda de la perfección la que hace que estemos comparándonos todo el tiempo con lo que fuimos en el pasado y lo que anhelamos ser en un futuro, perdiéndonos por completo del momento presente. Imagina qué felices seríamos si en lugar de enfrascarnos en la escasez nos permitiéramos ver la maravillosa abundancia que nos acompaña... Que tranquilidad sentiríamos si apreciáramos los cambios de nuestro cuerpo y entorno como parte de la aventura que vivimos y de los aprendizajes que hemos conseguido. Deja de compararte con la persona que eras hace 2, 3 o 10 años atrás! Esa persona ha evolucionado. Deja de correr en círculos y aprende a aceptar cada uno de los cambios como la gran bendición que representan en tu vida. Si al igual que yo, has sentido un nudo en el pecho y ha rodado una que otra lagrima por tu mejilla al sentir que no has hecho suficiente, si comparas a diario tu figura, tu trabajo y tus relaciones con lo que eras en tu pasado, quiero que sepas que todo está bien. A partir de hoy, cada vez que te encuentres comparándote con tu ”yo” del pasado, para unos segundos y piensa objetivamente en todo lo que has aprendido en el proceso de llegar a ser quien eres hoy, porque todo, absolutamente todo lo que has vivido, tiene una razón de ser y ha sido fundamental en tu crecimiento. Estás ahora en este mundo para experimentar, cambiar, vivir y convivir, más no para competir y comparar. Así que agradece lo que fue, lo que es y lo que está por llegar! Vive en el hoy, porque ahora mismo no existe nada más.
Con amor,
Cata.
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